Aparece la madre de Jesi, pero no se lleva a su hija que sigue en el convento haciendo de las suyas por ejemplo robándole la cartera a un señor para hacer creer a los demás niños que su madre le había dado dinero. Las monjas devuelven la cartera a su dueño, que llevaba un número premiado de lotería, el dueño al recuperarlo decide dar un fuerte donativo al convento.